domingo, 1 de agosto de 2010

Directores de ayer, de hoy y de siempre: Christopher Nolan


Llegó el día en que finalmente hablara de mi director preferido: con el perdón de Danny Boyle, James Cameron, Steven Spielberg, Ridley Scott y alguno que otro más que me simpatiza mucho, debo decir que Christopher Nolan es quien mejor sabe poner en celuloide lo que me gusta del cine.

Este inglés nacido en 1970 empezó en el cine como muchos otros: un corto, Doodlebug, en 1997, que puede verse en Youtube y dura nada más que 3 minutos. No gozó del apadrinamiento de ningún director famoso y exitoso, ni del beneplácito de ningún actor que le viera pasta de cineasta y pusiera el dinero para que el bueno de Christopher hiciera su debut. No. Junto con sus compañeros de la Universidad, hicieron en el año 1998 su primer largo, que titularon Following. Este film, realizado en blanco y negro y en el transurso de un año, duraba apenas 69 minutos, y contaba la historia de un hombre con una personalidad un tanto oscura (una constante en su filmografía), que se dedicaba a perseguir gente por la calle al azar. Este film fue exhibido en algunos festivales sin mucho renombre y fue adquirido por una distribuidora que lo estrenó en muy pocas salas.

Sin embargo, esto lo habilitó a Nolan para realizar su primera gran incursión en el mundo del cine a nivel masivo, y que sería toda una muestra de la maestría para filmar de este hombre: Memento (2000), esa compleja obra (¿maestra?) cinematográfica que rompió con todos los moldes a comienzos de la década y se volvió un fenómeno de culto. Rodada con un presupuesto exiguo, apenas 9 millones de dólares, y con las actuaciones del australiano Guy Pearce, Joe Pantoliano y Carrie-Ann Moss, esta película fue aclamada por la crítica y fue un suceso en la taquilla, además de valerle una nominación al Oscar por Mejor Guión. ¿Qué la hacía diferente? Era una historia más de una venganza. Pero no. Hay más que eso. Un hombre que pierde tras un ataque su capacidad de guardar recuerdos a corto plazo, y que vive recordando cosas a través de tatuajes y anotaciones intenta vengar la muerte de su esposa. Lo brillante de este film (que está basado en la historia Memento Mori, de su hermano Jonathan Nolan) es que está contado íntegramente con una estructura no lineal, en reversa, con el agregado de flashbacks en el medio. Complejísima realización, que hizo darnos cuenta de que estábamos ante un distinto.

En el 2002, Noches Blancas (Insomnia), remake de una película noruega del mismo nombre, significaría para Nolan un salto de calidad ya que contó con la participación de actores de primer nivel, como el ahora ex enorme actor Al Pacino y Robin Williams, en uno de sus pocos papeles serios y tolerables. El presupuesto fue mayor, y la recepción fue más que positiva.

2005 significó un año clave para Nolan: se haría cargo de nada más ni nada menos que de resucitar a la franquicia Batman, acabada en 1997 tras el bochorno de Batman & Robin (¿Se acuerdan? George Clooney haciendo de un Batman que ¡tenía pezones en el traje!), junto con su hermano Jonathan y el guionista David Goyer. Con un enfoque mucho más serio y cero estrafalario, Batman Inicia se corvirtió en un éxito sorpresivo que no sólo recaudó millones sino que permitió ver que Batman era un personaje que podía tomarse en serio y que las películas de superhéroes no tenían porqué ser infantiles.

El Gran Truco (The Prestige, 2006), significaría la primer gran injusticia para Nolan. Este film, que trataba sobre la rivalidad de dos magos a través de los años, y contaba con las presencias estelares de Michael Caine y Christian Bale (actores fetiches del director), Hugh Jackman y una participación especial de David Bowie, sufrió la impericia de los distribuidores en nuestro país ya que fue estrenada casi al mismo tiempo que la sobrevalorada El Ilusionista (The Illusionist), que contó con mayor publicidad. El Gran Truco pasó injustamente desapercibida, con lo cual la mayoría se perdió de ver esta gran obra cargada de suspenso, tensión, giros argumentales sorpresivos y un bello trabajo de fotografía.

2008 significaría el año en que mi vida cambió (y la de los fanáticos del superhéroe enmascarado). El Caballero de la Noche (The Dark Knight) es una película monumental que demostró que Nolan era algo más que un muy buen director. La genialidad y el pulso con el que plasmó en este film una gran historia, y un método de "película dentro de película dentro de película" que no da respiro, la magnificencia visual y la estupenda actuación del recordado Heath Ledger como El Guasón, haría de El Caballero de la Noche una obra maestra que trasciende todo género y cualquier análisis. Es el día de hoy que la veo y nunca me canso. Monumental, sería la palabra justa para definirla. Batió récords de taquilla (superando los mil millones de dólares a nivel mundial) y demostró que es un grande de nuestros tiempos, y por qué no, de la historia.

El Origen (Inception, 2010), marcaría su regreso detrás de cámara, y por primera vez en muchos años, él solo estaría a cargo del desarrollo de la historia y del guión. Una obra de ciencia ficción sobre los sueños (así parece poco, pero hay mucho más detrás), que lo colocó a Christopher Nolan en otro plano, y por qué no en otro mundo. Más adelante haré la crítica de El Origen, pero puedo decirles que con este film, Nolan cruzó una barrera, y muchos directores considerados grandes deberían repensar lo que hacen. Eso va también para James Cameron, que con su Avatar se quedó corto comparado con este film.

Por lo pronto, se puede decir que Nolan está preparando junto a su hermano y David Goyer la tercer y última parte de la saga Batman. El estreno está previsto para 2012, y sí, parece mucho tiempo. Pero lo bueno se hace esperar, y vale realmente la pena.

Christopher Nolan. Enorme. El mejor.