Caso paradigmático si los hay de desastres cinematográficos, donde se conjugaron una apuesta arriesgadísima, una temática que mal tomada puede ser un desastre y egos hollywoodenses que puede llevar al más grande de los barcos (y no tiene nada que ver con la temática subacuática de la película) a convertirse en un Titanic fílmico.
Waterworld había estado en desarrollo desde el año 1986, hasta que Kevin Costner decidió darle su apoyo al proyecto y el estudio correspondiente decidió darle luz verde ya que una estrella de primerísimo nivel les aseguraría ganancias exponenciales e inmediatas.
Los pergaminos con los que contaba Costner por entonces no eran para nada despreciables: ganador del Oscar como director y por Mejor Película con la hiper exitosa Danza Con Lobos (Dances With Wolves, 1990) y el éxito de público de El Guardaespaldas (The Bodyguard, 1992), sumado a su colaboración junto al siempre elaborador de conspiraciones Oliver Stone en JFK (1991).
Costner no sería el director de Waterworld, sino su amigo Kevin Reynolds, que junto a Kevin habían formado una dupla ultra exitosa en la adaptación del clásico Robin Hood, en 1991.
Waterworld era un proyecto ambicioso, que por aquella época convirtió a la película en la más cara de la historia, superando los 175 millones de dólares. Para dicho proyecto se construyó un set especial y muy caro en Hawai, set que hizo que gran parte del presupuesto se fuera a la basura (o al agua, en este caso), ya que un huracán lo destruyó por completo ocasionando la pérdida total del mismo.
Problema mayor, ya que el estudio había autorizado un presupuesto de 100 millones de dólares que se vio claramente superado al tener que reconstruir todo. Pero ese no fue el único problema: uno de los dobles de Costner se perdió por varias horas en pleno océano mientras manejaba en su moto de agua; otro doble de Costner casi pierde la vida pero se salvó de milagro de ahogarse y varios actores fueron atacados por criaturas marinas.
Pero además, en el medio de todo esto, Joss Whedon, creador entre otras cosas de la película de ciencia ficción de culto Serenity renunció al poco tiempo de haber comenzado la filmación ya que su guión había sido retocado más de lo que él quería. También fue despedido el compositor original de la banda sonora ya que Costner consideraba que no estaba a la altura de las circunstancias. Y como frutilla del postre, Reynolds y Costner se pelearon y el director abandonó el set teniendo Costner que terminar la película. Eso marcó el final de su amistad. Cuenta la historia que una vez que se bajó la persiana, Kevin Costner había trabajado 157 días, 6 días a la semana. Como quien dice, estaba jugadísimo con esta película.
La cuestión es que una vez estrenada fue duramente atacada, y en la taquilla fracasó. Recién pudo recuperar algo cuando se estrenó en VHS y posteriormente en DVD, pero lo que no se pudo recuperar en lo absoluto fue la reputación y el éxito de Costner, que para rematarla, dos años más tarde haría El Mensajero (The Postman, 1997), que ¡oh casualidad! era otra historia post-apocalíptica. El tono acorde a la carrera de Costner.
Pero hubo alguien que ganó con todo este mamarracho: Hawai, que embolsó más de 35 millones de dólares explotando la fama de la película.
Hoy pareciera que la carrera de Kevin Costner está saliendo del fondo del mar, pero va a ser muy difícil que llegue a ser lo que fue. Salvo que aparezca Tarantino y haga la gran John Travolta, ¿no?
Excelente. Sin dudas, esta es mi sección preferida. Aguanten los desastres cinematográficos!
ResponderEliminarjaja, muchas gracias, colega. Vendran más de seguro... hay muchas para castigar.
ResponderEliminarGracias Sr. propietario del blog por acceder a uno de mis pedidos.
ResponderEliminarAlgo ganó Costner con este film: aparecer en varios capítulos de los Simpsons como paradigma del actor fracasado.
Seguiremos opinando
Gracias Opinólogo!!! Se pensaban que Costner era talentoso??? Ilusos!!!
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